REMEDIOS PARA UNA CRISIS (y VII): RESUMEN

 
 

 
En las entradas anteriores, hemos planteado cuatro elementos que son imprescindibles para salir de la crisis actual, con independencia de que sea necesario implantar medidas adicionales para mejorar la productividad y eficiencia de nuestra estructura económica:

1.- Necesidad de hacer un profundo ajuste del gasto público, priorizando con contundencia las áreas de actuación. Para ello, habría que aplicar, en todas las Administraciones Públicas, la técnica presupuestaria conocida como PRESUPUESTO BASE CERO, que consiste en determinar con claridad cuáles son los objetivos para el interés general de cada programa de gasto público y, en función de dichos objetivos, eliminar los programas que no tengan objetivos definibles, los programas que se muestren ineficaces para alcanzar los objetivos fijados y los programas cuyos objetivos no se consideren prioritarios o relevantes. De este modo, en vez de adoptar reducciones del gasto indiscriminadas, lineales o de carácter meramente coyuntural, se centrarían las reducciones en aquellas partidas más ineficaces o de menor utilidad y se lograría adoptar una estructura de gasto público más racional y sensata. La reducción del déficit que esta medida implicaría, llevaría aparejada la liberación de los fondos que, actualmente, están destinados a cubrir dicho déficit, de modo que podrían ser destinados a financiar al sector privado y sus operaciones de inversión.

2.- Completar el proceso de saneamiento del sistema financiero.- A pesar de que el estallido de la crisis financiera tuvo lugar en 2008, a estas alturas no se ha terminado de abordar todo el saneamiento del sistema financiero español. Ello obstaculiza el normal desarrollo de los flujos de crédito y, en consecuencia, el proceso de recuperación económica. Para llevar a cabo dicho saneamiento, hemos defendido que, aparte de los fondos que determinadas entidades han podido captar en los mercados para proceder a su propio saneamiento, es necesario que, desde el Estado, se cree el denominado “banco malo” que aglutine los activos problemáticos de todo el sistema financiero que pudieran ser revendidos en la etapa de recuperación económica (básicamente, activos inmobiliarios). Adicionalmente, habría que cubrir las pérdidas latentes en todo el sistema financiero y que aún no han sido afloradas. Las cantidades que hemos calculado que serían necesarias para abordar dicha actuación serían de 117.089,54 millones de euros para la adquisición de activos problemáticos con las condiciones antes enunciadas y 141.687 millones de euros para la recapitalización de las entidades financieras. Simultáneamente, habría que destituir a los consejos de administración y a las cúpulas directivas de aquellas entidades financieras cuyo porcentaje de activos problemáticos supere un determinado nivel que se fije como razonable y habría que adoptar los mecanismos necesarios para que el sistema financiero no vuelva a generar una burbuja inmobiliaria tal como ha tenido lugar en el pasado (revisión de los procedimientos de cálculo de los valores de tasación, penalización de los préstamos hipotecarios con  importe superior al 80% del  valor de tasación o de duración superior a 25 años, limitación del volumen posible de titulizaciones a efectuar…).

3.- Ejecutar un plan de choque que ayude a romper el círculo vicioso que afecta actualmente al sistema económico.- La crisis actual, similar a la experimentada por Japón desde principios de los 90, genera un círculo vicioso en la medida en que los agentes económicos deciden no afrontar nuevas operaciones de inversión, lo que realimenta el estancamiento económico, los malos resultados empresariales y la debilidad del consumo con la desincentivación subsiguiente de posibles decisiones de inversión, generando un bucle sin aparente salida. Se ha defendido, en consecuencia, la aplicación de estímulos fiscales para romper dicho círculo vicioso. Sin embargo, por un lado, los niveles de deuda pública acumulada van haciendo cada vez más difícil la continuidad de los mencionados estímulos y, por otro lado, los mismos no han dado resultados en la medida en que absorben recursos que podrían ir destinados a financiar operaciones del sector privado. En consecuencia, la reducción del déficit público y la eliminación de estímulos que han demostrado ser ineficaces no tendría que ser forzosamente negativo, ya que dichas medidas liberarían recursos que podrían destinarse a la financiación de inversiones empresariales, factor clave para retomar la senda de la recuperación. Para ayudar a paliar el círculo vicioso antes descrito, habría que aplicar una especie de electroshock que ayudara a estimular dichas inversiones con medidas de carácter provisional como la bonificación de las cuotas empresariales de la Seguridad Social en un 100% por un año a las empresas por la contratación de trabajadores que se hallen en situación de desempleo, bonificación del 100% por un año en las cuotas de la Seguridad Social para aquellas personas que decidan darse de alta como autónomos, exención del pago de Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados (ITPAJD) para la creación de nuevas sociedades, exención del pago del ITPAJD en aquellas hipotecas formalizadas con el fin de adquirir naves industriales o bienes de producción destinados a la instalación de nuevas actividades o a la ampliación de las ya existentes, exención por 3 años del Impuesto de Actividades Económicas para todas las nuevas sociedades constituidas, aplazamiento sin interés del pago del IVA (en el caso de adquisición de viviendas nuevas), o del ITPAJD (en caso de segunda o posterior transmisión de viviendas) para toda adquisición de inmuebles destinados a primera residencia… Aunque todas estas medidas puedan suponer renuncia de ingresos públicos a corto plazo, el éxito de las mismas supondría una ayuda a la reactivación económica y una recuperación de dichos ingresos a medio y largo plazo.

4.- Cambio de mentalidad de los agentes económicos.- Hay una cuestión primordial para salir de la crisis y que no depende de las medidas que pueda adoptar, o no, el Gobierno: los agentes económicos deben adaptar su mentalidad y sus pautas de conducta al escenario post-crisis que se está dibujando. Las empresas españolas tienen un menor potencial exportador que la media europea, dedican menos recursos a I+D, no aprovechan todos los medios que están a su disposición, en determinados sectores existe la creencia de que la construcción va a volver a recuperar el ritmo que alcanzó en la anterior etapa de expansión, hay una insuficiente reestructuración en la cartera de productos, hay una insuficiente modificación en los procesos y procedimientos seguidos, etc. Cuando la crisis remita, el entorno va a ser muy distinto al que las empresas conocían: la demanda va a ser menos dinámica, va a haber mayor preocupación la contención de costes y obtener productos al menor precio posible, existirá aversión al endeudamiento… Para obtener buenos resultados, las empresas tendrán que adaptarse a dichas circunstancias y tendrán que afrontar cambios en su cultura corporativa. Debido al gran peso que tienen las pymes en el tejido productivo español, muchos de estos cambios no podrán ser afrontados por las empresas, en muchos casos, de forma individual, por lo que hemos recomendado la creación de consorcios de exportación y comercialización, la cooperación para el desarrollo de acciones de I+D, la organización de acciones conjuntas de formación y la creación de centrales de compras… Todo ello, con el fin de que los bienes y servicios ofertados por las empresas estén bien posicionados en precios y en eficiencia de costes, lo cual va a ser un elemento fundamental en el futuro que se avecina.

La acción conjunta de aplicar el presupuesto base cero junto con el saneamiento de las entidades bancarias generaría recursos para la financiación de las operaciones de inversión del sector privado. Dichas operaciones se verían estimuladas por el plan de choque a aplicar y si las empresas adaptan sus estructuras al nuevo entorno económico, entonces habrá posibilidades de salir del estancamiento en que estamos inmersos.

Evidentemente, todo ello no es fácil. Pero, al menos, serían pasos más ajustados a la realidad que los dados hasta la fecha.

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Una de las cuestiones que hemos planteado desde las primeras entradas del blog es que uno de los orígenes de la  crisis radica en las políticas monetarias expansivas, con bajos tipos de interés, que han promovido los bancos centrales de los países desarrollados desde finales de la década de los 90. Hasta ahora, no hemos explicado las causas de este hecho, pero en las próximas entradas, vamos a exponer qué hay detrás de este comportamiento. Adicionalmente, este análisis nos va a permitir conocer en mayor profundidad algunas de las claves del funcionamiento del sistema económico actual, haciendo una parada en esas presuntas palabras mágicas de la que los políticos siempre hablan: “el cambio de modelo productivo”. Les aseguro que van a disfrutar mucho con estas entradas porque vamos a hacer un viaje de cuarenta años del que no saldrán decepcionados. Todo ello nos llevará hasta finales de octubre.

Las últimas entradas de octubre y las primeras de noviembre, fechas en que ya estaremos en campaña electoral, vamos a dedicarlas a cuestiones de economía nacional, analizando los apartados económicos de los programas electorales de los distintos partidos.

De ahí hasta finales de año, vamos a abordar temas muy concretos relativos a distintos aspectos de la economía española: el mercado hipotecario, el sistema eléctrico, la educación, la I+D…

A partir de entonces, el nuevo Gobierno habrá empezado a tomar sus primeras medidas y habrá tiempo de enjuiciarlas y ponerlas en su contexto.

Así, que ya saben: permanezcan atentos a la pantalla…




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