En anteriores entradas, hemos comprobado cómo existen indicios de mejora de la economía estadounidense que, aunque no son indicadores definitivos de una recuperación sostenida, sí que han permitido la reactivación del crecimiento, la mejora del empleo y una mejor situación de las finanzas públicas. A pesar de ello, sigue existiendo el importante problema de déficit comercial y la circunstancia asociada de aumento del endeudamiento, lo cual está relacionado con las dificultades no resueltas del sistema financiero norteamericano y la pérdida de valor del dólar.
A partir de estas premisas, a
corto plazo cabe esperar que la recuperación económica se consolide, con la
repercusión favorable que ello tendrá en el resto de economías del mundo. Hay
pocas dudas de que el aparato productivo estadounidense continúa manteniendo
buena parte de su vigor y dinamismo (como un dato elocuente, mencionar que el
valor en bolsa sólo de Apple es superior al de todas las empresas españolas del
IBEX-35: http://www.cotizalia.com/noticias/2012/04/10/apple-pulveriza-la-cota-de-600000-millones-de-dolares-de-capitalizacion-536/).
El gran problema, sin embargo, es si el dólar podrá conservar su carácter de
moneda de reserva o no. Y esta cuestión es indisoluble de los desajustes
monetarios estructurales existentes a nivel internacional.
Estos desajustes monetarios
estructurales son, básicamente, dos:
1.- La relación dólar-yuan.-
En relación a los saldos comerciales de Estados Unidos y China, la tendencia en
los últimos años, si hubieran operado las fuerzas del mercado, hubiera sido de
fuerte apreciación del yuan y depreciación paralela del dólar. Sin embargo, la
realidad no ha sido exactamente así. Veamos los datos del tipo de cambio dólar-yuan
desde el 8 de abril de 2004 hasta el 9 de mayo de 2012:
Por otro lado, observen los
comportamientos, de signo claramente contrario, de los saldos de las balanzas
de bienes y servicios de China y Estados Unidos, respectivamente:
(Pulse sobre la imagen si quiere verla ampliada)
Fuente: U. S. Bureau of Economic
Analysis y Banco Mundial.
Según los saldos que se observan,
el yuan tenía que haber manifestado una tendencia sostenida de apreciación frente
al dólar. No obstante, a pesar de que dicha tendencia tiene lugar, en el
gráfico del tipo de cambio se puede ver claramente que existen períodos de
clara estabilidad de dicha variable (2004-julio de 2005, junio de 2008-junio de
2010), aunque lo natural hubiera sido la revalorización de la divisa china. El
telón de fondo de este comportamiento es que las autoridades de dicho país
asiático han frenado sistemáticamente la apreciación de su moneda con el fin de
que ello se constituyera en un incentivo para mantener el crecimiento de sus
exportaciones. Con ello, han alimentado uno de los desequilibrios fundamentales
que se han producido en los últimos años: el no ajuste de la paridad dólar-yuan
con el fin de que la misma se adaptara a la nueva realidad económica existente
entre ambos países. Actualmente, la gran
incógnita es saber si el yuan va a adquirir el carácter de moneda de reserva
junto al dólar o en sustitución del mismo o si los síntomas de frenazo de la
economía china (junto a las tensiones que puedan surgir de su incierta evolución
política) pueden hacer que esta moneda siga teniendo un carácter subordinado en
el sistema monetario internacional.
2.- El carácter dual de la
zona euro.- El otro factor de desequilibrio se localiza en la zona euro. Si
observamos el comportamiento comercial de Alemania, su divisa, en principio,
debería tener una tendencia de apreciación. Sin embargo, al compartir moneda
con países con déficits comerciales (Francia, España, Italia…), además de los
problemas que están atravesando las entidades financieras y las haciendas
públicas de muchos países de la eurozona, la consecuencia es que el euro no
acaba de adquirir el protagonismo que se presumía que iba a alcanzar. Así, si
vemos la evolución del tipo de cambio euro-dólar en los últimos 5 años, deducimos
claramente que, aunque con oscilaciones, al final del período conserva,
prácticamente, el mismo valor que al principio:
Pero si reducimos el gráfico a lo
sucedido en el último año, se detectan con nitidez los efectos de los elementos
de incertidumbre que existen sobre la eurozona, que han provocado que el euro
ceda valor respecto al dólar de modo inapelable:
Por ello, el euro, al igual que
el yuan, tampoco se ha podido consolidar como moneda de reserva alternativa.
Una moneda que también podría
cumplir ese papel es el yen, sobre todo tras su apreciación frente al dólar
desde el año 2007:
Sin embargo, los problemas de la
economía japonesa desde el estallido de su propia burbuja inmobiliario-financiera
a principios de los 90, con una importante acumulación de deuda pública, son un
serio obstáculo para un papel preponderante de su moneda.
Es necesario explicar las
dinámicas existentes entre las distintas monedas para poder dibujar los
diferentes escenarios que se dibujan de cara al futuro:
1.- ESCENARIO Pax Americana II.- Este escenario sería el del
mantenimiento del dólar como moneda de reserva básica y eje del sistema
monetario internacional. Las dudas sobre el euro, el yen y el yuan
consolidarían a la divisa norteamericana como moneda-patrón. La economía
estadounidense entraría en una senda de recuperación que serviría para crear
empleo y mejorar la situación de su sistema financiero y de las finanzas
públicas. Las dificultades para financiar el déficit comercial se verían
paliadas por las entradas de capital procedentes del exterior amparadas en la
confirmación del dólar como referencia fundamental a nivel mundial. Este
escenario es posible, pero quizás no el más probable. Las circunstancias que
dificultan este escenario, según vimos en la segunda y tercera parte de esta
serie, son el fuerte endeudamiento que padece Estados Unidos y la pérdida de
valor implícita que está sufriendo el dólar. Además, no se detectan elementos
que puedan corregir el principal factor que alimentan esos hechos negativos: el
déficit comercial.
2.- ESCENARIO AMERO.- El segundo escenario sería similar al
primero, pero con una variante: el dólar sería sustituido por una moneda común
para los países de la zona NAFTA, es decir, EE.UU, Canadá y México (http://www.libertaddigital.com/economia/wall-street-contempla-la-posibilidad-de-que-el-dolar-sea-sustituido-por-una-nueva-divisa-el-amero-1276349796/
y http://articles.marketwatch.com/2009-01-28/news/30749710_1_canadian-dollar-global-financial-system-canadian-natural-resources).
Esta hipótesis, en principio
inverosímil, no ha sufrido nunca un desmentido tajante. Y lo sorprendente fue
que Timothy Geithner, en marzo de 2009, no se mostró abiertamente en contra de
la existencia de una nueva moneda de reserva internacional. ¿Es viable un
escenario de este tipo? En mi opinión, en este momento no. Observemos la
evolución de los saldos de las balanzas de bienes y servicios de Canadá y
México en el período 2000-2010:
Fuente: Banco Mundial
A lo largo de todo el período
considerado, México presenta un déficit sistemático en dicha balanza, mientras
que Canadá presenta superávit hasta 2008 y en los años 2009-2010 pasa a tener
una situación de déficit. En este contexto, los intereses de cada uno de los
países difieren ostensiblemente. A Canadá y México, países para los que la
cuestión de que su divisa nacional sea moneda de reserva no es relevante, su
objetivo pasaría, en todo caso, por una depreciación cambiaria. El hecho de
crear una moneda común le podría interesar a Estados Unidos para compensar la
situación actual del dólar, acosada por el déficit comercial antes citado,
creando un área monetaria única con países con superávit comercial. Aunque se
hubiese podido plantear esta hipótesis con los datos hasta el año 2008 de
Canadá, la coyuntura actual no permite que una estrategia de moneda común tenga
visos de producirse, a menos que Canadá vuelva a tener un saldo positivo en su
balanza de bienes y servicios y México varíe el signo estructural de la misma.
3.- ESCENARIO DEG.- Una posibilidad de la que se ha
hablado muchas veces pero que nunca ha llegado ni a materializarse ni tan
siquiera a proyectarse sería la creación de una moneda emitida por un organismo
internacional que se convirtiera en referencia a nivel mundial. Lo más fácil
sería utilizar como base los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo
Monetario Internacional (http://www.imf.org/external/np/exr/facts/spa/sdrs.htm).
Los DEG son activos de reserva internacionales creados en 1969 por el FMI para
complementar las reservas oficiales de los países miembros. Su valor está
definido a partir de cuatro divisas fundamentales: el dólar USA, el euro, la
libra esterlina y el yen japonés. Si se quiere crear una divisa mundial, el
medio más sencillo sería partir de los DEG, aumentar su emisión y que sirvieran
de medio de pago y referencia en las transacciones internacionales. Aunque parezca
utópico, un escenario de este tipo sería el que pudiera empezar a tener lugar
dentro de unos diez años, una vez que se produjese el escenario más probable a
corto plazo (que dejaremos para el final, para alimentar la intriga,
básicamente…).
4.- ESCENARIO Patrón Oro.- Una solución que surge
recurrentemente como vía de salida a los sucesivos desórdenes monetarios y
financieros que sacuden la economía mundial es la restauración del patrón oro o
sistema similar. Aunque resulta difícil imaginar que el volumen alcanzado por
las transacciones comerciales y financieras a nivel mundial se pueda financiar
con una masa monetaria dependiente exclusivamente de las reservas de oro
disponibles, es una situación que pueda llegar a producirse si, como
consecuencia de la continua expansión monetaria efectuada por los principales
bancos centrales, se produce la desvalorización de las monedas respectivas y la
pérdida de confianza total en ellas. Si creen que este escenario no está
planteado como hipótesis, les recomiendo que vean este enlace: http://www.libertaddigital.com/economia/fekete-la-desconfianza-en-el-dolar-causara-un-colapso-monetario-1276371050/.
5.- ESCENARIO Euro II.- Este escenario implicaría la
conversión del euro en moneda de reserva mundial. Sin embargo, no sería el euro
en su configuración actual, sino un euro nuevo surgido de la ruptura de la
Eurozona. La situación europea podría llevar a la salida de los países más
débiles (Grecia casi seguro, ¿Portugal?, ¿Italia?, ¿España?, ¿Irlanda?, ¿incluso
Bélgica y Francia?), y la creación de una nueva zona monetaria integrada por
los países más fuertes en torno a Alemania (Holanda, Austria, países
escandinavos…). Con independencia de los cambios geoestratégicos que ello
supondría (si se llegara a romper el eje franco-alemán, ¿cómo afectaría ello a
la política internacional de Alemania?), ello abriría el camino a crear un euro
fuerte, que pudiese convertirse en la referencia monetaria a nivel mundial. Ello
originaría una apreciación del euro, una depreciación paralela del dólar, una
mejora (en consecuencia) del déficit comercial estadounidense y un cambio de
posicionamiento entre las distintas potencias, cediendo poder Estados Unidos y
ganándolo la nueva entidad política europea.
6.- ESCENARIO G-Zero World.- Este escenario es el que pienso que
tiene más probabilidad de materializarse. En una carta reciente del conocido analista
económico estadounidense (fíjense en ello, estadounidense) John Mauldin, publicada
en su web Outside the Box (http://www.investorsinsight.com/blogs/john_mauldins_outside_the_box/archive/2012/05/08/a-leaderless-world.aspx), hablaba de una conferencia impartida
por el profesor Ian Bremmer, politólogo estadounidense (fíjense en ello,
estadounidense), especialista en la política exterior de su país. En ella, defendía
la tesis de que nos dirigíamos hacia un mundo sin líderes. Si hace unos años,
Estados Unidos, Europa Occidental y Japón eran las principales potencias, en
los momentos actuales, todas ellas, están luchando para recuperar su dinamismo.
En contraposición, potencias emergentes como China, India, Brasil, Turquía o
los países del Golfo no acaban de alcanzar la posición para la que parecen
estar preparados. En ese contexto, lo previsible es un mundo multipolar donde ningún
país tenga un carácter preponderante y, como consecuencia indirecta, ninguna
moneda sirva de eje para el sistema monetario internacional. Las conclusiones
de Ian Bremmer se resumen en los dos párrafos finales de la conferencia (los
subrayados son nuestros):
So what can America’s
next president, Obama or Romney, and the country’s next Congress do about all
this? They can accept that the world is changed, that this is not 1960, and
that, at least for the time being, the architects of American foreign policy
must learn to do more with less. More importantly, they can build a foreign
policy that allows US policymakers, America’s military, American companies, and
American investors to adapt to changing circumstances, partner where necessary,
and innovate at every opportunity. They must also do something that Americans
don’t do often enough: Invest for the longer-term future. They must
rebuild the nation’s strength from within so that America can afford to be
indispensable for the post-G-Zero world.
And I hope that US
policymakers will find the courage to bolster the nation’s security by sharply reducing
its debt burden. No reform that fails to trim the fat from America’s sacred
cows can accomplish this goal. Deficits do matter, compromise is a virtue, and even a superpower must
live within its means.
Para simplificar la traducción, la esencia de
lo que dice es que, sea quien sea el próximo Presidente de los Estados Unidos,
deberá afrontar que el mundo ha cambiado, que el país cuenta con recursos más
limitados y que, con ellos, deben afrontar un contexto de rápidos y continuos cambios.
El énfasis, por ello, deberá estar en la inversión a largo plazo y en la
reconstrucción de América desde dentro (es decir, que, al menos de modo
inmediato, el país debe mirar menos hacia el exterior y centrarse en sus problemas
internos). A partir de esta perspectiva, seguir pensando en mantener déficits
sólo generaría problemas y Estados Unidos debe adaptarse a actuar según los
recursos disponibles.
Hay noticias que parecen confirmar que este
enfoque es el que se está imponiendo (http://www.abc.es/20120427/internacional/abci-acuerdo-traslado-marines-okinawa-201204271256.html)
y ello redundará en un dólar que irá perdiendo progresivamente su carácter
sagrado de moneda de reserva a favor de otras divisas. Su depreciación
subsiguiente irá aliviando el déficit comercial estadounidense y, con la
recuperación de la senda de crecimiento, los desajustes se irán corrigiendo
poco a poco. Pero no hay que engañarse: sin una referencia monetaria clara, la
posibilidad de desórdenes monetarios y financieros se incrementará, con riesgos
importantes (que pueden llevar, por la fuerza de los hechos, al escenario 4) y,
antes o después, surgirá una divisa sobre la que pivoten todas las demás. Que
sea el euro 2, el yuan, un yen renacido o unos DEG rediseñados, es algo que
sólo el tiempo dirá…
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