Recientemente, en Twitter, han tenido una gran repercusión, con el hashtag #Gracias, Sara, los tuits dedicados a la periodista deportiva Sara Carbonero y a las retransmisiones de Tele5 de los partidos de la Eurocopa. En los tuits, aparecían chistes breves, siempre con la misma estructura, que reflejaban un tono crítico hacia el nivel de los comentarios que se hacían en las citadas retransmisiones. Les reproduzco algunos tuits para que se hagan una idea, por si no los conocen:
- Sara, el que ha tirado el penalti, ¿era Cristiano?
- No sé, igual era musulmán...
- Gracias, Sara.
- Sara, ¿quién jugará en Italia?
- Los italianos.
- Gracias, Sara.
- Gracias, Sara.
- Sara, ¿qué piensas de Del Bosque?
- Soy más de playa.
- Gracias, Sara.
- Sara, ¿qué te parece que juguemos sin 9?
- Muy arriesgado: 2 contra 11.
- Gracias, Sara.
- Sara, ¿cómo ves el partido?
- Con los ojos.
– Gracias, Sara.
- Sara, ¿qué ves en la repetición?
- Lo mismo.
– Gracias, Sara.
(Hay que admitir que hay unos pocos de ellos que son especialmente “cafres” y, obviamente, no voy a reproducir, pero me veo en la obligación de comentarlo para que no piensen que todos ellos son de humor blanco).
Comprendiendo
que a la protagonista de los tuits no le haga ninguna gracia el tema (http://www.que.es/gente/201206251238-sara-carbonero-compara-mofas-gracias-rc.html),
a mí lo que me ha llamado más la atención es que los periodistas han tenido la
reacción unánime de criticar lo que estaba pasando y salir en defensa de su
compañera, tal como pueden ver en el enlace anterior y en estos otros (http://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/30/opinion/1341092603.html, http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2012/07/02/futbol/1341264798.html),
que considero representativos de la opinión de la profesión. Me llama la
atención porque, en general, los tuits no tienen ni el 1% de la crueldad
con que los profesionales del periodismo se suelen tratar entre ellos cuando
estalla alguna polémica y carecen de la saña que suele ser habitual en los
medios de comunicación cuando algún personaje público suele ser objeto de sus
críticas. Tampoco creo que quepa hablar de machismo cuando hay gran cantidad de
mujeres dedicadas al periodismo, en general, y al periodismo deportivo, en
particular, que desarrollan su trabajo sin que el público piense en hacer
chistes sobre su labor (pienso en Mari Carmen Izquierdo, p. ej., que ya a
finales de los 70 hacía periodismo deportivo en nuestro país -en RTVE- y de la
que no recuerdo ningún comentario negativo; o en María Escario, que lleva
muchos años en su tarea sin que el público haya realizado demasiadas críticas
contra ella...). Por tanto, que la cuestión haya adquirido tanta trascendencia
tiene que ser debido a otras causas... Y pienso, claramente, que las hay.
Lo
primero que pueden pensar es que se trata de un ejemplo de corporativismo: los
periodistas defienden a uno de los suyos... Pudiera ser, pero hay algo más
profundo. El núcleo de la cuestión es que las redes sociales han demostrado ser
una tecnología disruptiva.
El
concepto de “tecnología disruptiva” fue introducido en 1995 por Clayton M.
Christensen, profesor de la Harvard Business School y se refería, en esencia, a
cambios en métodos o procedimientos que alteraban radicalmente la forma de
hacer las cosas. Pero no hay que confundir este concepto con el tradicional de
“innovación radical”. Una tecnología disruptiva, siendo una “innovación
radical”, lo que la caracteriza es que va copando poco a poco el mercado,
partiendo de ser una tecnología de bajas prestaciones, que capta, en primer
lugar, aquellos segmentos de mercado desatendidos por las tecnologías
tradicionales, para, progresivamente, irlas sustituyendo. Algunos ejemplos:
1.-
La agricultura y el pastoreo, que acabaron sustituyendo a la caza. Está claro
que quienes se dedicaron al sedentarismo y empezaron a cultivar y a cuidar de
ganado, no obtuvieron resultados inmediatos. Pero cuando empezaron a recoger
los frutos de su trabajo, consiguieron una posición mucho más sólida que los
cazadores nómadas, de forma que estos acabaron desapareciendo.
2.-
Aparición del transistor.- Los transistores sustituyeron a las válvulas en los
aparatos de radio y televisión. Inicialmente, los transistores sólo se
utilizaron en las radios portátiles y en pequeños televisores, es decir, en los
productos situados en los tramos inferiores de precio. Sin embargo, quienes
empezaron a vender esta tecnología, p. ej., Sony, desplazaron a quienes
fabricaban equipos más caros, de elevadas prestaciones, como RCA (¿les suena
ahora de algo a Sony?¿Y RCA? Pues eso...)
3.-
Aparición de la fotografía digital.- La fotografía digital, inicialmente, tenía
una baja resolución pero pudo introducirse en el mercado por poder prescindir
de los costes de revelado. Hoy, ¿qué es lo habitual? Hoy, salvo en el segmento
profesional, la fotografía digital es la utilizada, casi de modo total, por los
usuarios...
Observemos
que la clave de la estrategia de una “tecnología disruptiva” es que no empieza
con la oferta de un producto claramente perfilado y con todos sus detalles
completamente desarrollados. Lo que hace es satisfacer las necesidades de un
segmento del mercado y, con los ingresos obtenidos de las ventas realizados al
mismo, crecer hasta desplazar a las tecnologías tradicionales instaladas.
Podemos
ver que Twitter o Facebook han seguido ese esquema de actuación. Han empezado
como medios baratos para que las personas se conecten entre sí, de una forma
sencilla y cómoda, pero han pasado, casi sin que nadie haya sido consciente de
las fases del proceso, en instrumentos de creación y comunicación de estados de
opinión. Y, con ello, han alterado radicalmente la forma en que LA INFORMACIÓN
se transmite en nuestras sociedades.
Porque,
hasta ahora, LA INFORMACIÓN Y LOS MENSAJES CON TRASCENDENCIA SOCIAL se transmitían
de forma UNIDIRECCIONAL. Los medios de comunicación emitían mensajes al público
y este los recibía pasivamente. Cada cual podía valorar, interiormente, el contenido
del mensaje, pero poco máś podía hacer. Ahora, esto ya no es así. En una red
social, cada uno puede valorar el mensaje, puede saber las valoraciones de
otros usuarios, puede modular su opinión en función de las mismas y puede
llegar a conocer la valoración general de las personas de su entorno. Pero no
sólo eso: es que ahora, la creación de mensajes y de estados de opinión no está
únicamente limitada a lo que los medios quieran o estén dispuestos a decir. LA
INFORMACIÓN Y LOS MENSAJES DE TRASCENDENCIA SOCIAL YA SON MULTIDIRECCIONALES.
De las redes sociales pueden surgir valoraciones espontáneas, sin que los
medios de comunicación hayan influido en ello. Aún más, a pesar de que puedan
desear que dichas valoraciones no tengan lugar.
Es decir, de repente, los
medios de comunicación se han dado cuenta, casi de forma dramática, de que un
poder que, prácticamente, monopolizaban, ha quedado mermado de forma
espectacular. Y como, cuando alguien disfruta de un poder importante, casi
nunca repara en que ello, al final, acaba siendo fruto de unas circunstancias y
un tiempo determinados, sino que acaba pensando que es así casi por “derecho
divino”, cuando empieza a perder ese poder porque las circunstancias son otras,
la reacción es siempre de “ataque contra el invasor”. Detrás del tema del #Gracias,
Sara no hay ninguna “campaña”, como los periodistas han dicho, porque,
sencillamente, no puede haberla. Los usuarios de Twitter se han unido al hashtag
y han seguido la corriente porque las retransmisiones de Tele5 no les
acaban de gustar o ven que pueden ser objeto de mofa (que sería lo que Tele5
tendría que analizar y más tras los ingresos por publicidad obtenidos: http://www.elconfidencialdigital.com/medios/075856/gana-espana-y-pierde-telecinco-paolo-vasile-reconoce-que-la-eurocopa-ha-sido-un-mal-negocio-para-su-cadena-no-ha-logrado-traducir-la-audiencia-en-ingresos-publicitarios),
pero no se puede utilizar un concepto propio de los medios de comunicación
tradicionales, como es el de “campaña” (ya que es fácil que una radio, un
periódico y una televisión pueden estar todos los días reiterando un mensaje o
criticando un determinado personaje público hasta conseguir un objetivo
concreto: a fin de cuentas depende de la decisión de un director de medio y de
unos cuantos periodistas) y aplicarlo a nuevas tecnologías, donde es más
difícil (por no decir imposible) llevarlo a cabo: ¿acaso piensan que unos
cuantos miles de personas se han puesto de acuerdo y han organizado una
conspiración contra Sara Carbonero y Tele5?
La
reacción de los periodistas se debe, fundamentalmente, a que han visto que han
perdido un poder que pensaban que les pertenecía sólo a ellos. El #Gracias,
Sara no ha surgido de ninguna redacción de periódico ni de ningún estudio
de radio o televisión: los usuarios de Twitter han hecho que adquiera
protagonismo. Y han sido los medios los que han ido a rebufo de la corriente:
han tenido que dar cabida a algo que ellos no han controlado... Y duele, y
mucho, para quienes han gozado de mucho poder, comprobar cómo ha perdido una
parte importante de él...
Pero
como los miércoles, las entradas van de gestión empresarial, la reflexión final
debe ir orientada hacia esa temática. ¿Qué es lo inteligente?¿Criticar y atacar
el cambio que se está produciendo?¿O aprovecharlo y sacar lecciones de él,
adaptándose al nuevo entorno? Mi respuesta es clara: si los periodistas y los
medios de comunicación intentan volver a la situación previa y ser los únicos
que controlan la creación y divulgación de los mensajes, se estarán
equivocando. Si, por el contrario, utilizan las nuevas tecnologías para captar
el pulso social y el de sus seguidores, e intentan mejorar su posición
competitiva sobre esa base, estarán en la senda correcta (aunque, obviamente,
es un camino más difícil y espinoso que el tradicional). Desde luego, falta les
hace cambiar y ajustarse a la nueva realidad:
http://vozpopuli.com/tecnologia-y-medios/3697-el-periodico-el-mundo-cierra-el-ere-con-143-despidos-con-35-dias-por-ano
http://www.vozpopuli.com/tecnologia-y-medios/11103-unidad-editorial-pospone-hasta-septiembre-los-despidos-en-marca-y-expansion
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