El pasado 24 de enero, las acciones de Apple experimentaron una brusca y repentina caída del 10%, después de que la compañía ubicada en la localidad californiana de Cupertino anunciara los resultados correspondientes al cuarto trimestre de 2012. Este descenso supuso una pérdida de valor de la empresa de una magnitud de 25.000 millones de euros (http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/24/navegante/1358982938.html). Desde el máximo alcanzado en septiembre, la cotización ha caído, nada menos, que en un 27%.
Fuente: www.cotizalia.com
Fuente: www.cotizalia.com
Lo más curioso de todo es que los
resultados que fueron el detonante de esta caída no fueron, en absoluto,
negativos. En el último trimestre de 2012, la empresa superó las
expectativas del mercado, ganando 13.100 millones de dólares, es decir, 13,81
dólares por acción, un 3% más que el consenso del mercado estimado por la
empresa de análisis FacSet. Sí es cierto que, en relación a las ventas, facturó
54.510 millones de dólares, pero sólo fue un 0,9% menos de lo esperado por los
analistas.
Entonces, ¿qué sucedió? Aparte de
algunos factores que se mencionan como claves (como que las ventas reales del
iPhone se situaron en el rango inferior de las previsiones o que la compañía
está experimentando una fuerte reducción de la cuota de mercado en China), creo
que hay que tener en cuenta el contexto que ya explicamos en una entrada del
mes de julio: http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2012/07/quo-vadis-microsoft.html.
Como dijimos entonces, lo que se
iba a empezar a dilucidar en el último trimestre de 2012 era la posición que
iban a ocupar en el futuro los grandes gigantes de la informática (Microsoft,
Apple, Google…). Habiendo Apple cambiado radicalmente la forma en que los
usuarios interactúan con sus terminales gracias a la introducción de las tablets y la comercialización del iPad, se
produjo el contraataque del resto de empresas para adaptarse a las nuevas
reglas del juego.
Microsoft lanzó la nueva versión
de su sistema operativo, el Windows 8, adaptada precisamente a la tableta que
empezó a comercializar la compañía fundada por Bill Gates: la Surface. El nuevo
sistema operativo no ha convencido a los usuarios, se le empieza a comparar con
el fiasco ya vivido con el Windows Vista y han surgido noticias sorprendentes
relativas a que hay gente que está pagando por desinstalar el Windows 8: http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2013/01/25/hay-gente-que-esta-pagando-por-desinstalar-windows-8-4079/.
Es decir, parece que Microsoft ha perdido la primera batalla (ello, obviamente,
no significa que vaya a perder la guerra).
Frente a Microsoft, Google ha
conseguido que su plataforma móvil Android (http://es.wikipedia.org/wiki/Android) se haya implantado en dispositivos que han ganado significativas cuotas de mercado en los últimos tiempos y que comercializan firmas tan consolidadas en el mercado como Sony o Samsung. Igualmente, como se indica en un artículo que publica hoy www.elmundo.es (http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/el-gadgetoblog/2013/01/29/el-exodo-hacia-chromeos.html), Google también se beneficia de la expansión de su sistema operativo, basado en la web, ChromeOS (http://es.wikipedia.org/wiki/Google_Chrome_OS). Conforme Google va ganando terreno en el área de los sistemas operativos, lo que avanza, en última instancia, es su concepto de "nube" o "cloud". Es decir, la idea de que los archivos no estén guardados en el disco duro de un ordenador sino en un espacio virtual al que se puede acceder desde cualquier dispositivo con un nombre de usuario y una clave de acceso. Las implicaciones del posible triunfo de esta visión son extraordinarias. Cambiaría radicalmente la concepción del hardware (¿para qué necesitaríamos PCs con discos duros de 500-600 Gb de capacidad?) y de los modelos de negocio actualmente imperantes. En el plano concreto de las empresas que, actualmente, pugnan en dicho mercado, es evidente que Google podría ocupar el lugar que hoy ocupa Microsoft; esta última se convertiría, como Apple, en lo que, en términos de marketing, se denomina "jugador de nicho", es decir, con productos destinados a un segmento del mercado (básicamente, PYMEs y usuarios particulares que no desearían que sus ficheros estuvieran alojados en el servidor de una empresa o que utilizan programas muy específicos con un arraigo muy consolidado -pensemos en el paquete Office- o que pueden llegar a manejar ficheros de gran tamaño -pensemos en Photoshop- y, quizás, posicionándose en el segmento de prestación de servicios informáticos a grandes empresas entrando en una fase de fuerte competencia con firmas como IBM y Oracle); Apple, de este modo, seguiría siendo el "jugador de nicho" que ya es, viendo, además, acosada la cuota de mercado que ha conseguido con los iPads por las tabletas alternativas con Android. Y, claro, si vemos el comportamiento de las acciones de las distintas compañías, veremos que si los precios de Google y Microsoft han descontado, hasta cierto punto, dichas perspectivas, los de Apple se basan en unas expectativas que, ahora, quizás se vean truncadas.
Observemos, en primer lugar, el comportamiento de las acciones de Google en el último decenio. Si en el año 2004, la cotización estaba en un entorno algo por encima de los 100 dólares, a día de hoy alcanza los 750 (es evidente que los inversores esperan -y siguen esperando- grandes cosas de esta empresa):
Fuente: www.google.com/finance
Si hacemos el mismo ejercicio con Microsoft, se ve que, a día de hoy (con un valor en torno a los 28 dólares), su precio es similar al que ya tenía en el año 1999 (es decir, las expectativas en torno al gigante de Redmond han sido, durante los últimos 14 años, básicamente, neutras):
Fuente: www.google.com/finance
En cambio, Apple experimentó una fuerte subida desde 2009 hasta septiembre de 2012.
Fuente: www.google.com/finance
Ahora, lo que hay que plantearse es si esta subida tiene detrás una base de expansión sostenida para el futuro. El análisis de la situación en el sector invita a pensar que ello ofrece dudas y considero que, por este motivo, la empresa ha sufrido un primer varapalo en bolsa que habrá que ver si es un simple accidente o un antecedente de mayor gravedad. No obstante, Apple tiene una carta en su manga que no hay que desdeñar: una tesorería de, nada menos, 137.000 millones de dólares que constituye un arma inapelable en el caso de que decida replantearse su estrategia y opte por entrar en batalla con el resto de competidores. Pero, a la vez que ello es una poderosa arma, es, paradójicamente, una amenaza. Si las acciones de Apple inician una tendencia descendente, se podría convertir en peligrosamente barato adquirir la compañía sabiendo que se podría disponer de tan jugosa tesorería (sobre todo, en los tiempos de restricción de liquidez que nos ha tocado vivir). Por ello, Apple se encuentra en una situación que empieza a recordar a la de una conocida película (y que aparece en el vídeo que adjunto al final de la entrada): o actúas (aunque sea arriesgando) o pierdes. Habrá que permanecer atentos a la siguiente jugada de la partida.
Observemos, en primer lugar, el comportamiento de las acciones de Google en el último decenio. Si en el año 2004, la cotización estaba en un entorno algo por encima de los 100 dólares, a día de hoy alcanza los 750 (es evidente que los inversores esperan -y siguen esperando- grandes cosas de esta empresa):
Fuente: www.google.com/finance
Si hacemos el mismo ejercicio con Microsoft, se ve que, a día de hoy (con un valor en torno a los 28 dólares), su precio es similar al que ya tenía en el año 1999 (es decir, las expectativas en torno al gigante de Redmond han sido, durante los últimos 14 años, básicamente, neutras):
Fuente: www.google.com/finance
En cambio, Apple experimentó una fuerte subida desde 2009 hasta septiembre de 2012.
Fuente: www.google.com/finance
Ahora, lo que hay que plantearse es si esta subida tiene detrás una base de expansión sostenida para el futuro. El análisis de la situación en el sector invita a pensar que ello ofrece dudas y considero que, por este motivo, la empresa ha sufrido un primer varapalo en bolsa que habrá que ver si es un simple accidente o un antecedente de mayor gravedad. No obstante, Apple tiene una carta en su manga que no hay que desdeñar: una tesorería de, nada menos, 137.000 millones de dólares que constituye un arma inapelable en el caso de que decida replantearse su estrategia y opte por entrar en batalla con el resto de competidores. Pero, a la vez que ello es una poderosa arma, es, paradójicamente, una amenaza. Si las acciones de Apple inician una tendencia descendente, se podría convertir en peligrosamente barato adquirir la compañía sabiendo que se podría disponer de tan jugosa tesorería (sobre todo, en los tiempos de restricción de liquidez que nos ha tocado vivir). Por ello, Apple se encuentra en una situación que empieza a recordar a la de una conocida película (y que aparece en el vídeo que adjunto al final de la entrada): o actúas (aunque sea arriesgando) o pierdes. Habrá que permanecer atentos a la siguiente jugada de la partida.
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