El pasado 8 de febrero, el Consejo
Europeo aprobó el Marco Presupuestario 2014-2020. Dicho Marco establece los
parámetros en los que se desenvolverá el Presupuesto de la Unión Europea para
el resto de la década, por lo que las decisiones adoptadas tienen gran
trascendencia de cara a determinar cuáles van a ser la estrategia y las
políticas que se van a llevar a cabo desde Bruselas. Eso era ya un importante
punto a tener en cuenta.
Pero había un segundo frente que
también debía ser objeto de análisis. Como explicamos en nuestra entrada relativa
al referéndum británico para decidir su permanencia en la Unión (http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2013/02/sobre-el-referendum-britanico.html),
uno de los factores que había influido en su convocatoria era intentar adquirir
una posición de fuerza de cara a llegar a un acuerdo sobre el nivel de recursos
que debía aportar el Reino Unido. Por ello, era de interés comprobar cómo se
iban a desarrollar las negociaciones y si la advertencia británica de que podía
abandonar la Unión Europea iba a surtir algún efecto o no.
De ambos aspectos, podemos
extraer conclusiones de relevancia.
Respecto al acuerdo alcanzado
tras veinticinco horas de reunión (http://www.elconfidencial.com/mundo/2013/02/08/van-rompuy-anuncia-el-recorte-del-presupuesto-por-twitter-conseguido-114548/),
su elemento más importante es la reducción del techo de gasto para todo el
período 2007-2013 en la cantidad de 960.000 millones de euros, lo cual supone
12.000 millones de euros menos que la propuesta del Presidente de la Unión,
Herman van Rompuy. El nivel de pagos se reduce hasta 908.000 millones de euros,
lo cual está asociado a las condiciones impuestas por el primer ministro
británico David Cameron.
Para tener un marco de
comparación de cuál es la magnitud de la reducción que experimenta el
presupuesto comunitario, hay que tener en cuenta que su volumen en el año 2012
fue de 147.200 millones de euros:
Si dividimos los 960.000 millones
de euros entre los 7 ejercicios para los que se ha aprobado el marco
presupuestario, resultaría un importe medio de 137.142 millones de euros por
año, con lo cual serían 10.000 millones de euros menos (aproximadamente) que en
2012.
La primera gran inquietud que
surge es cómo, en un contexto de crisis, en el cual se ha planteado que la
Unión Europea debe reforzar algunas de sus competencias (con el fin de ir a la
unión bancaria y a la unión fiscal), lo que se decide es una reducción de los
recursos disponibles. ¿Serán creíbles las propuestas que puedan surgir en el
futuro inmediato de cara a que la Unión realice nuevas funciones con el fin de
solucionar algunos de los problemas que nos aquejan?
Para compensar, en cierto modo,
los efectos de la reducción, se ha decidido crear un nuevo fondo de 3.000
millones de euros para combatir el paro juvenil y se concede mayor peso al
factor desempleo a la hora de distribuir determinados recursos. La
contrapartida es que los fondos destinados a las ayudas para las regiones
disminuyen en 1.000 millones de euros.
Respecto a las aportaciones de
los distintos países, contribuyentes netos (es decir, que aportan más que
reciben) como Alemania y Reino Unido ven satisfechas sus aspiraciones frente a
las propuestas del presidente de Francia, François Hollande, que defendía un
incremento del gasto para hacer frente a la crisis. Igualmente, también reciben
compensaciones financieras otros contribuyentes netos como Dinamarca, Holanda y
Suecia.
España ha conseguido continuar
siendo receptora neta de ayudas. Se ve perjudicada por el recorte de las ayudas
a las regiones pero obtiene una asignación extraordinaria de 500 millones de
euros para desarrollo rural, se garantiza que Andalucía, Galicia y Castilla-La
Mancha mantendrán, como mínimo, el 60% de las ayudas que reciben en el actual
período, obtiene una asignación de 50 millones de euros para Ceuta y Melilla y
subvenciones específicas para Canarias por su condición de región
ultraperiférica. Existe una relativa unanimidad en que, sin ser un acuerdo
óptimo para nuestro país, el desenlace podía haber sido peor (y, de hecho,
antes del Consejo, la expectativa era que España iba a pasar a ser
contribuyente neto).
Con independencia de los detalles
del marco presupuestario aprobado, es altamente significativo el cambio en las
relaciones de poder que se ha producido en el seno de la Unión Europea. Si el
eje franco-alemán ha sido el que ha marcado tradicionalmente el ritmo y la
marcha de la institución (http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2011/12/situacion-de-la-union-europea-una.html),
en este momento parece que tiene más consistencia un posible eje entre Reino
Unido y Alemania (http://www.elmundo.es/elmundo/2013/02/08/economia/1360353983.html).
Si el mismo se consolida, estaríamos, posiblemente, ante un cambio de la
naturaleza y condición de la Unión Europea. Si, hasta hace poco, parecía que la
meta final hacia la que nos encaminábamos sería el de la unión política, a día
de hoy parece que lo previsible es que nos quedemos en la etapa de Comunidad
Económica y veremos si de Unión Monetaria. Como dijimos a la hora de analizar
el referéndum británico, en las circunstancias actuales se ha debilitado la
convicción en los mecanismos de cooperación y se está tendiendo, cada vez con más
fuerza, a la estrategia del “sálvese quien pueda”. En dicho contexto, plantear
medidas para reforzar la Unión Europea se antoja harto complicado. El dilema
sería el siguiente: los contribuyentes netos no quieren aportar más recursos porque
ven cómo son despilfarrados en políticas que no han logrado equilibrar los
niveles de desarrollo pero no está claro que una Unión “descafeinada” logre
satisfacer muchos de los objetivos necesarios para superar la situación actual.
Es decir, la Unión se puede romper tanto del lado de los contribuyentes netos
como del lado de los países más débiles, que pueden poner en cuestión los
beneficios que obtienen sus economías por pertenecer a esta entidad
supranacional.
A pesar de la aprobación del
Marco Presupuestario 2014-2020, las dudas continúan siendo importantes…
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