SOPRESAS TE DA LA VIDA... (III)














En la anterior entrada, habíamos analizado los efectos de la caída de beneficios en la tesorería (con todas las matizaciones sobre cómo se podía entender el concepto de “beneficio”). Hoy, vamos a adentrarnos en los efectos de lo que se denomina apalancamiento operativo cuando se produce un cambio en el ciclo económico.

El apalancamiento operativo se refiere a la mejora que, dado un determinado nivel de costes fijos, se produce en la cifra de beneficios de la empresa conforme va aumentando la producción.

Antes de profundizar en la idea, vamos a aclarar algunos conceptos.

Los costes en los que incurre una empresa se pueden dividir en costes fijos y costes variables. Los costes fijos son los que se producen independientemente de si la empresa produce o no (por ejemplo, los costes asociadas a los activos fijos de la empresa –fábrica, oficinas…- y al personal fijo de la empresa). Los costes variables son los que están asociados al nivel de producción, es decir, sólo tienen lugar si existe producción (por ejemplo, el coste de las materias primas para producir el bien final objeto de venta y las comisiones a los comerciales de la empresa  por las ventas realizadas).

A la hora de determinar qué costes de una empresa van a ser fijos y cuáles van a ser variables,  existen dos estrategias diferentes que se pueden apreciar claramente en el siguiente gráfico:






Las líneas azules CF y cf vienen a representar las dos estrategias a las que antes hacíamos referencia. CF corresponde a un nivel mayor de costes fijos y cf a unos costes fijos menores. La contrapartida es que en CF los costes variables crecen más lentamente que en cf. Como se observa, hasta el nivel Q* de producción, cf está por debajo de CF. Sin embargo, a partir de Q*, cf pasa a estar por encima de CF. Por ello, una empresa que emprende un proceso de aumento de su producción debería seguir la siguiente estrategia: mientras su nivel de producción fuera inferior a Q*, su estructura de costes debería ser la que muestra cf. Sin embargo, a partir de Q*, debería aumentar sus activos fijos y pasar a tener la estructura de costes representada por CF. Sin embargo, conviene tener en cuenta lo que sucede para distintos niveles de producción para ambas estructuras de costes. Empecemos por ver el caso en que la producción se sitúa en Q1, por debajo de Q*. I representa los ingresos que la empresa obtiene con la venta de su producción.






Observemos que en Q1 una empresa con una estructura como la de cf estaría en mejor situación competitiva que una empresa cuya estructura fuera CF. Se aprecia claramente que la diferencia entre I1 y cf1 (es decir, los beneficios obtenidos) es mayor que la existente entre I1 y CF1. Pasemos a ver qué sucede cuando la producción sea mayor que Q*:






En este caso, quien está en mejor posición es la empresa que elige la estrategia dibujada en CF. Se aprecia que la diferencia entre I2 y CF2 es mayor que la existente entre I2 y cf2.

Y ahora viene la cuestión clave. Imaginemos que, en un momento dado, la producción se sitúa en Q2. En este punto, la empresa cuyos costes se comportan según CF estaría en mejor posición competitiva que la que actuase según la línea cf. Si, de repente, se produjera una recesión y las empresas no pudiesen producir más que Q1 porque no se pudieran conseguir ventas superiores a dicho nivel, la posición competitiva se daría la vuelta completamente porque cf sería la estructura de costes adecuada.

El apalancamiento operativo (el disponer de mayores activos fijos para tener un crecimiento menor de los costes variables conforme aumenta la producción), que ayuda a aumentar los beneficios en etapas de expansión, produce el efecto contrario cuando llega una etapa recesiva: empeora la posición competitiva en relación a empresas con estructuras más livianas. Por tanto, la clave cuando una empresa tiene mayores costes fijos que sus competidoras es tener prevista una posible reducción de los mismos ante una caída de la producción. Si la empresa no pudiese realizar dicha reducción, estaría abocada a incurrir en pérdidas frente a sus competidores. Esto se puede ver en el siguiente gráfico, donde la producción ha descendido a Q3:





En Q3, la línea cf sigue estando por debajo de la línea de ingresos, pero, en cambio, CF3 está claramente por encima. Mientras que la empresa con costes según cf tiene posibilidades de supervivencia, la empresa con costes según CF se ve abocada a reestructurarse si no quiere llegar a la bancarrota por acumulación de pérdidas.

En nuestra próxima entrada, hablaremos de los efectos del apalancamiento financiero.





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