En los últimos días, han
aparecido varias noticias en los medios de comunicación que confirman que la
indefinición sobre la dirección que ha de tomar nuestro sistema financiero
sigue campando a sus anchas. En la entrada del pasado miércoles (http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2013/05/otras-dos-reformas-financiera-mas-y-ya.html),
seguimos insistiendo en el lento proceso de sucesivas reformas y reestructuraciones
financieras que denotan un inquietante grado de indecisión sobre los pasos que
se han de dar para solucionar el principal problema que impide el retorno al
crecimiento económico en España. Sin embargo, hay otros indicios, más
relacionados con el día a día, que demuestran que existe una gran disparidad de
criterios, una notable incoherencia en la aplicación de los mismos y un
evidente “mirar para otro lado” cuando suceden hechos que no van en la dirección
correcta. Veamos algunos:
1.- Siempre hemos hecho dos
afirmaciones tajantes cuando hemos hablado de la reestructuración de nuestro
sistema financiero: la primera, que no podía demorarse en el tiempo como lo
estaba haciendo (y siguió haciéndose); la segunda, que el objetivo de la misma
tenía que ser la reactivación del crédito y los canales tradicionales de
financiación (aunque, evidentemente, el crédito no iba a crecer a las mismas
tasas que en el pasado, es necesario que se vuelvan a conceder operaciones de
financiación de circulante a muchas empresas y negocios sin problemas de
supervivencia - canceladas en su día en el contexto de restricción crediticia-,
que se vuelvan a dar préstamos hipotecarios a compradores de viviendas
solventes – y no sólo para la compra de inmuebles procedentes de operaciones
impagadas a las entidades financieras- y que se empiecen a financiar proyectos
de inversión que, a día de hoy, están paralizados). Todo ello serviría para que
la economía se volviera a poner en marcha de nuevo. Ante el eterno proceso de
saneamiento, ¿qué ha sucedido? Por un lado, que la banca nacionalizada registra
una importante reducción de sus depósitos, ante la permanente incertidumbre que
rodea la situación de la misma: http://www.elconfidencialdigital.com/dinero/083575/fuga-de-capitales-en-novagalicia-catalunya-caixa-bankia-y-banco-de-valencia-10000-millones-en-solo-tres-meses.
Por otro, y relacionado con ello, que esa misma banca nacionalizada es la
principal responsable de la caída del crédito a empresas y familias: http://www.elconfidencial.com/economia/2013/05/07/la-banca-nacionalizada-deniega-8-de-cada-10-creditos-segun-el-bde-120402/.
Y todo ello porque un proceso de reestructuración tiene que ser rápido con el
fin de evitar cualquier impasse y
recuperar la normalidad lo más pronto posible. No se ha hecho así. Se suceden,
por ejemplo las noticias sobre qué sucederá con Catalunya Banc:
O con Nova Caixa Galicia:
O con toda la banca
nacionalizada:
Y ahí están las consecuencias.
2.- Otro aspecto importante era
el de la depuración de responsabilidades entre quienes han tenido funciones directivas.
Aunque no es una circunstancia directamente relacionada con la crisis (ya que
los hechos se remontan a 19 años atrás: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/05/18/economia/1368871863.html),
la dimisión de Alfredo Sáenz, el pasado 29 de abril de 2013, como consejero
delegado del Banco Santander, después de su vergonzoso indulto (http://www.elmundo.es/elmundo/2011/11/25/economia/1322222115.html)
y de los impresentables intentos de cambiar las normas para permitir su
continuidad en el cargo que ostentaba dentro de la entidad (http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/12/economia/1365769264.html),
abre la puerta a una cierta esperanza de que se imponga la idea de que no todo
vale cuando se disfruta de algún poder en este país (eso sí, lo de la pensión
de 88 millones de euros que el banco le pagará tras su marcha - http://economia.elpais.com/economia/2013/04/29/actualidad/1367231951_145685.html-
también demuestra que se sigue permitiendo con absoluta impunidad que la
avaricia vaya muchos pasos por delante de la ética). Por otro lado, el pasado 16
de mayo, se dictaba orden de prisión contra Miguel Blesa (anterior presidente
de Caja Madrid) por presuntas irregularidades en su gestión, centradas, sobre
todo, en la compra por la entidad que dirigía del banco estadounidense Citi
National Bank, de Florida (http://economia.elpais.com/economia/2013/05/16/agencias/1368700394_246986.html).
Aunque es otra noticia positiva dentro de la necesidad de abrir la vía para investigar
las conductas inapropiadas que hayan podido existir y, en su caso, imponer
castigos ejemplarizantes, llama la atención algo en lo que una noticia
publicada por www.elconfidencial.com,
el pasado 19 de mayo, ponía el énfasis: según los expertos, “los argumentos del
juez llevarían a la cárcel a todos los banqueros de España” (http://www.elconfidencial.com/economia/2013/05/19/los-expertos-los-argumentos-del-juez-llevarian-a-la-carcel-a-todos-los-banqueros-de-espana-121169/).
La pregunta evidente es: ¿se está abordando con seriedad la necesaria
depuración de responsabilidades o el proceso está guiado por impulsos “anárquicos”?
3.- Otra cuestión importante es
la del fin de la opacidad de las relaciones de las entidades financieras con
sus clientes y la compensación por los quebrantos causados a los mismos en la
contratación de productos sin la existencia de un mínimo grado de
transparencia. También en este punto ha habido noticias discordantes. EL 9 de
mayo, se hacía pública la noticia de que Bankia había ganado el pleito a un
cliente que había perdido 25 millones de euros en bonos islandeses (http://www.elconfidencial.com/economia/2013/05/09/bankia-gana-su-mayor-juicio-contra-un-cliente-que-perdio-25-millones-con-bonos-islandeses-120502/).
La sentencia afirma que el cliente fue bien asesorado pero, leída la noticia,
saco la impresión de que el banco se equivocó por completo en el diseño de la
operación y que los argumentos que da la división de banca privada (responsable
de la misma) contradicen por completo el espíritu con que la banca privada
suele comercializar sus servicios. Según la noticia, el cliente, tras vender unos
terrenos por 19,25 millones de euros, pidió consejo a la entidad para adquirir un
inmueble en Madrid. La misma le aconsejó que formalizara un préstamo de 19
millones de euros y que el importe total de la venta lo dedicara a realizar una
suscripción de bonos, de forma que los intereses generados por los mismos (superiores
al del préstamo contratado) le sirviesen para amortizar el préstamo
formalizado. Durante el transcurso de la operación, los bonos iniciales,
emitidos por BNP Paribas, fueron sustituidos, según sucesivas recomendaciones
de la entidad, por otros de Credit Suisse First Boston y, finalmente, por otros
de Landsbanki, cuyo importe se perdió totalmente a raíz de la crisis islandesa
(http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2013/04/islandia-mito-y-realidad-y-iii.html).
Afirmé antes que había dos elementos que me chocaban de la noticia, tal como se
exponían los hechos:
1.- En primer lugar, según el
origen de la operación, la precaución elemental era que cualquier bono que
sirviera de respaldo al préstamo concedido debía estar en el tramo de menor
riesgo posible. No tiene sentido que los sucesivos cambios fueran suponiendo un
riesgo cada vez mayor (en el último caso, había, además de las posibles
contingencias asociadas a cualquier tipo de emisión de renta fija – riesgo de
quiebra del emisor, bajada de su valor nominal por aumento de los tipos de
interés…- las derivadas de la posible depreciación de la corona islandesa) por
lo que considero que hay un error de peso en el diseño de la operación, sobre
todo teniendo en cuenta que el mismo correspondía a servicios especializados de
Caja Madrid (a continuación, veremos cuál pudo ser la razón para que Caja
Madrid errara en dicho diseño).
2.- En segundo lugar, si el
cliente, como argumenta la sentencia, tenía suficientes conocimientos
financieros (en función de su perfil empresarial), ¿para qué recurrir a la
división de banca privada de Caja Madrid? Ello le iba a generar unos gastos que
podían ser fácilmente eludidos diseñando el propio cliente la operación y
poniéndola en marcha a través de los servicios ordinarios de la entidad. Los
servicios de banca privada siempre se venden alegando que proporcionan un
asesoramiento que el cliente no puede sustituir informándose por sí mismo y es,
en función de ese valor añadido que generan, el motivo por el que pueden
obtener mayores comisiones y mayores márgenes que la banca tradicional. De
hecho, la división de banca privada de Caja Madrid obtuvo en la última
operación (la compra de bonos islandeses) un margen de 660.275 euros.
Todo ello parece
que no es motivo de peso desde el punto de vista jurídico para que la sentencia
dé la razón al cliente.
Por otro lado, ese mismo 9 de
mayo, se hacía pública una sentencia del Tribunal Supremo en que consideraba
abusivas las cláusulas suelo fijadas por tres entidades financieras (BBVA,
Cajamar y Novacaixagalicia) en sus préstamos hipotecarios (http://www.elconfidencial.com/vivienda/2013/05/09/el-supremo-echa-un-capote-a-la-banca-no-tendra-que-devolver-un-euro-por-las-clausulas-abusivas-120556/).
Paradójicamente, la sentencia, aunque obliga a las entidades, a partir de
ahora, a reforzar la transparencia con que dichas cláusulas aparecen en las
escrituras de constitución de sus préstamos hipotecarios, las exonera de tener
que devolver los pagos efectuados por sus clientes en virtud de las ya establecidas
sin el grado de transparencia exigido por la ley.
En ambos casos (el del cliente de Caja Madrid y el de las cláusulas suelo), da la
impresión de que la verdad jurídica no coincide con las conclusiones que se
derivan de aplicar el simple sentido común.
4.- Finalmente, como una
derivación del caso Falciani (que ya comentamos en una entrada anterior: http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2012/12/the-times-they-are-changin.html),
se conoce que la filial del banco HSBC en España lleva doce años ocultando a
nuestras autoridades económicas la titularidad de 138 cuentas opacas abiertas
en dicha entidad en el período 1994-2001. A raíz de ello, el banco fue
sancionado con tres multas: una de 925.000 euros por no identificar a los
clientes, otra de 300.000 euros por no examinar con especial atención las
operaciones sospechosas de encubrir el lavado de dinero negro y una última de
875.000 euros por no establecer procedimientos y órganos adecuados de control
interno. Se desconoce si llegó a establecerse con la transparencia que exigen
nuestras leyes la titularidad de los depósitos pero el banco alegó (según
consta en la noticia enlazada) que fueron las autoridades suizas quienes
obligaron a que no se comunicaran los datos exigidos, que el banco ya sólo se
dedica a actividades de banca corporativa y dejó de tener división de banca
privada y que han mejorado los mecanismos de control de actividades sospechosas.
Como ven, la disparidad de
sensaciones que nos dejan las noticias recogidas no invita al optimismo. Es
cierto que hay algunos elementos positivos pero otros nos hacen pensar,
inevitablemente, que todo sigue igual a como estaba antes de la crisis. Y si
las cosas no cambian, es evidente que estamos condenados a que todo siga igual.
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