SOBRE EL SHUTDOWN DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS (y III)


SOBRE EL SHUTDOWN DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS (y III)






En nuestras dos entradas anteriores, hemos comentado los elementos que han intervenido para producir el cierre del gobierno de los EE.UU. Hoy, vamos a llegar al punto central del problema y expondremos las principales conclusiones que se pueden extraer de la cuestión.


VI. EL SHUTDOWN.

Teníamos, según hemos visto, una situación en que el Obamacare había sido aprobado por el Congreso y había sido declarado constitucional por el Tribunal Supremo. Adicionalmente, existía una situación de fuerte polarización en la que a uno de los bandos en pugna (el del Tea Party) le podía ser rentable adoptar una situación de firmeza inflexible. Ello ha provocado una crisis cuando se ha tenido que negociar el presupuesto ordinario para el año fiscal 2013-2014 y la subida del techo de deuda.

En relación a esto último, como ya dijimos al principio de esta serie, ya publicamos varias entradas (http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2012/11/al-borde-del-precipicio.html, http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2013/01/de-momento-no-caimos-por-el-precipicio.html, http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2013/03/y-al-final-caimos-por-el-precipicio.html) en las que analizamos cómo se iban desarrollando las negociaciones. La falta de acuerdo ya llevó a la entrada en vigor de los recortes automáticos de gastos y las subidas automáticas de gastos que el Congreso había aprobado en caso de que ello sucediera. A pesar de que se produjo esta situación, a la que se le dio el nombre de precipicio fiscal o fiscal cliff, las posturas no se movieron un ápice. Fue entonces cuando, llegado el momento, se llevó la contienda al proceso de tramitación del presupuesto ordinario. Quienes se oponían más fuertemente al Obamacare (sobre todo, el Tea Party) vieron la posibilidad de dejar la reforma en papel mojado impidiendo, simplemente, que el programa tuviera financiación: bastaba con decir que no aprobarían el proyecto presupuestario salvo que se retrasase la entrada en vigor del nuevo sistema sanitario. Y ello era posible porque, aunque los demócratas tienen mayoría en el Senado, los republicanos la tienen en la Cámara de Representantes. La maniobra les resultaba atractiva por varios motivos:

- aunque, como ya explicamos, existen diversas tendencias dentro del Tea Party y, por tanto, es menos fácil de lo que pueda parecer aglutinar a todos sus miembros en un programa común, lo que sí les une es su oposición al Obamacare por lo que el adoptar una posición que permite su bloqueo les sirve para dar una sensación de unidad (es más fácil reunir a un grupo de personas para que vayan en contra de algo que para que apoyen alguna otra cosa);

- como viene siendo la tónica habitual del Tea Party, su postura sirve para comprometer a los candidatos más moderados del Partido Republicano, que podrían estar dispuestos a llegar a un acuerdo con los demócratas: todos aquellos que lo hagan, saben que van a sufrir un fuerte ataque en sus respectivos distritos (bajo el argumento de que son unos traidores) y el inicio de una campaña para que no consigan la nominación para las elecciones de 2014 y sean sustituidos por candidatos del movimiento del té;

- ocurra lo que ocurra, el Tea Party va a sacar partido a cualquier desenlace de la crisis: si el Obamacare sufre un retraso en su entrada en vigor, se apuntarían el tanto de haber impedido el inicio del funcionamiento de un programa que genera una oposición tan enconada en su base social; si el programa sanitario sigue adelante (lo cual es lo previsible), ellos argumentarán que los peligros de los que advierten son mucho mayores y que sólo un amplio y urgente recorte de gastos como el que proponen podría salvar a la economía estadounidense de la bancarrota (con lo que ya tendrían una base para lanzar un candidato presidencial fuerte para 2016: ¿Paul Ryan?¿Sarah Pahlin?¿Ted Cruz?).

Ni los demócratas ni la Administración Obama han aceptado cualquier tipo de retraso en la entrada en vigor del Obamacare y consideran que la postura de la oposición es, básicamente, un chantaje bajo el cual no están dispuestos a negociar. Por ello, se negaron a ceder, rechazaron suspender la puesta en funcionamiento del nuevo programa sanitario y, por tanto, el país se vio abocado a iniciar el año fiscal sin un presupuesto ordinario aprobado. Ello lleva, en función de una ley de 1884 (http://www.elmundo.es/america/2013/10/01/estados_unidos/1380595934.html), a cerrar la administración y enviar a sus casas a unos 800.000 empleados públicos. Se ha estimado que un cierre por una semana llevaría a una reducción del 0,15% del PIB estadounidense, un cierre por una semana provocaría una disminución del 1,4% y un cierre de dos meses llevaría el país a una nueva recesión (http://www.elmundo.es/america/2013/10/01/estados_unidos/1380595934.html). En el día que escribimos esta entrada, llevamos ya siete días de cierre. Y todavía está pendiente que Estados Unidos alcance el techo de deuda el próximo 17 de octubre. Si antes de ese día, el Congreso no aprueba una elevación de dicho tope, la posibilidad de que el país entre en suspensión de pagos, lo cual tendría efectos devastadores a nivel mundial (aunque queda la opción de la moneda del billón de dólares, la cual ya comentamos en su momento: http://eldedoeneldato.blogspot.com.es/2013/01/la-moneda-del-billon-de-dolares.html).

Como pueden ver, el resultado final del cóctel no puede ser menos explosivo.

VII. CONCLUSIONES.

Si hemos dedicado tanto tiempo a este tema es porque ilustrativo de una serie de cuestiones que se cruzan en el actual panorama de crisis. Algunas de ellas las podemos centrar en los siguientes puntos:

1.- Ausencia de un consenso mínimo sobre cuestiones básicas.- Para que una sociedad funcione, es preciso que exista una serie de principios esenciales que sirvan de referencia y que generen un marco de actuación estable y previsible. Cuando no se sabe cuáles son esos principios mínimos y reina la incertidumbre, los resultados que dicha sociedad puede conseguir son peores que los conseguidos en un contexto de estabilidad. Se supone que si el Congreso de los Estados Unidos ha aprobado una ley y el Tribunal Supremo la ha ratificado, es obligatorio que haya financiación para cumplir con la misma. Si, en este caso, ello deja de ser así, ¿qué confianza va a haber en el futuro para que no se repita la situación y leyes aparentemente en vigor no lo estén realmente porque el Congreso pueda suspenderlas de facto mediante el recurso de no otorgarles la financiación correspondiente en el presupuesto ordinario? El problema de este shutdown va más allá, por tanto, de una simple pugna por el Obamacare ya que plantea la cuestión de cuáles son las reglas del juego en las que, realmente, nos movemos. Mientras las mismas no queden aclaradas, escasas proyecciones de futuro pueden realizar los agentes económicos.

2.- La escasez de recursos lleva (y llevará cada vez más) a tensiones por la asignación de los mismos.- Cuando hay crecimiento económico y todo va viento en popa, no parece haber muchas discusiones sobre qué sucede con los recursos económicos que se emplean o las mismas se resuelven fácilmente. En la situación actual, donde las bajas cifras de crecimiento imponen su ley, es previsible que se produzcan más conflictos y pugnas por cómo aquellos se distribuyen. El debate que se está produciendo en España sobre la cuestión catalana no es del todo ajena a este problema (http://www.elmundo.es/elmundo/2013/10/06/espana/1381090915.html, http://www.elmundo.es/elmundo/2013/10/07/espana/1381145381.html, http://www.elmundo.es/elmundo/2013/10/07/espana/1381147435.html).

3.- Los dilemas irresolubles parecen multiplicarse.- Ante la limitación de recursos, no dejan de aparecer dilemas que parecen no tener salida. Es el problema, por ejemplo, del déficit y del crecimiento. No se pueden acumular más déficits porque los niveles de deuda resultan difícilmente sostenibles. Pero si se realizan recortes en el gasto público, el crecimiento se resiente, los ingresos públicos caen y el déficit no se rebaja en la cuantía prevista. La cuestión del Obamacare es similar. Los gastos sanitarios en Estados Unidos son especialmente elevados y requieren de medidas correctoras para conseguir ampliar la cobertura y racionalizar las aportaciones que provienen de las arcas de las empresas, de los ciudadanos y del Gobierno. Pero cuando se implanta una reforma para afrontar el problema, surge el debate sobre si las finanzas públicas van a poder soportarla, existen intereses que intentan impedir que una medida de estas características se implante (lo cual puede permanecer en un segundo plano pero siempre está presente) y existen argumentos poderosos que nadie es capaz de incluir en el modelo final aprobado (en el caso de la reforma sanitaria, es cierto que los mayores costes del sistema sanitario estadounidense están relacionados con su posición de vanguardia a nivel mundial, como multitud de hechos prueban constantemente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/10/07/noticias/1381138131.html). En los próximos años, nos vamos a enfrentar a muchas encrucijadas similares…

4.- La cohesión social se resiente.- Las tensiones por la asignación de los recursos económicos y la existencia de dilemas de difícil solución provocan que cristalicen visiones radicalmente distintas sobre la realidad que se revelan incompatibles y que hacen que la cohesión social se resienta. Ello se ve agravado porque, en el contexto de crisis y de ralentización del crecimiento, las desigualdades (personales, sociales, territoriales…) tienden a aumentar o, como mínimo, a causar más fricciones y enfrentamientos. El shutdown y su trasfondo de dos visiones sobre el país que se muestran aparentemente irreconciliables y que corresponden a dos ámbitos geográficos claramente diferenciados (como vimos ayer) no son más que un síntoma de este rasgo que se puede acentuar en los próximos años si no se produce un significativo cambio en las circunstancias económicas.

4.- Ante la incierta coyuntura, ganan peso las tendencias reideologizadoras e iluminadas.- Ante este conjunto de hechos, se abren paso fuerzas políticas que con proyectos puramente visionarios y con proyectos iluminados pretenden tener la solución a los problemas. Aunque con perfiles muy diferentes, el Movimiento Cinco Estrellas en Italia, Amanecer Dorado y Syriza en Grecia, el BNP y el UKIP en el Reino Unido, el Partido Nacional en Escocia o la última deriva del nacionalismo catalán tienen en común que pretenden ofrecer a la sociedad soluciones aparentemente fáciles a problemas endiabladamente complejos. Por supuesto, ni lideres mesiánicos ni proyectos salvadores acaban siendo al final lo que prometen… Por desgracia, Estados Unidos también ha parecido caer en esta peligrosa tendencia.

5.- Prima el miedo sobre el sentido común y la búsqueda de soluciones.- Como ya hemos comentado en más de una ocasión, al final lo que está primando es el miedo al cambio, el permanecer anclados en un pasado que no ha de volver, dar la espalda a la naturaleza real de los problemas y encerrarnos en un conjunto de falsas soluciones. Ello no hará otra cosa que permanezcamos en este impasse interminable que ya se prolonga por un plazo de seis años…


En resumen, el cierre del Gobierno de los EE.UU. creo que no es algo anecdótico. Es el reflejo de males más profundos. Lo más triste de todo es que el debate está trufado de grandes y rimbombantes palabras que parecen decir mucho pero que, en el fondo, no quieren decir nada. Posiblemente, los principios de funcionamiento del mundo que se avecina no corresponderán a los de una única ideología o doctrina sino que serán una síntesis de varias con el fin de conseguir una sociedad que funcione de modo eficaz. Pero, mientras tanto, situaciones absurdas como la que nos ha ocupado en estas tres entradas posiblemente se repitan más de lo deseable. Hasta que ello no se supere, no podremos decir, de verdad, que la crisis ha sido superada.



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